Hoy 12 de junio, se celebran 80 años desde que se inauguró la sede del Salón de la Fama y Museo del Béisbol.
Si bien la primera elección se hizo en 1936, no fue sino hasta 3 años después que se contó con un hogar de ladrillos para hospedar la historia de las Grandes Ligas.
Hay mucho que contar, así que aquí les dejo un “resumen”.
La idea de conocer y contar la historia del béisbol es bien antigua, pero nunca nadie se había preocupado de buscar esos orígenes, hasta que al cambiar el siglo hubo finalmente una iniciativa formal – que no muy ética.
En 1905 se estableció la Comisión Mills, encargada de investigar y determinar los orígenes del deporte. A finales de 1907 publicó sus hallazgos, identificando a Abner Doubleday, un militar de la guerra civil, como el inventor del deporte en 1839, en un campo de Cooperstown, NY.
Este hallazgo viene de una carta en la que Abner Graves, un supuesto habitante de Cooperstown en esa época, aseguraba haber estado presente cuando Doubleday le explicó a un grupo las reglas de su creación, dibujando un diamante en la tierra.
Previo a este hallazgo, en 1903, el legendario Henry Chadwick, para la época editor de la Spalding’s Official Baseball Guide, publicó un artículo indicando que el béisbol provenía del antiguo juego británico de Rounders, que él mismo había jugado en su infancia.
Spalding, ex pelotero y actualmente un magnate editorial y de venta de artículos deportivos, vio esto con disgusto, asegurando que el deporte era americano, y que sus orígenes se hallaban en un juego colonial llamado “One Old Cat” (“Un gato viejo”).
Ese mismo año, en un banquete organizado por Spalding estuvieron presentes varios peloteros que, junto a él, habían participado en una “gira mundial” del béisbol por Nueva Zelanda, Australia e Inglaterra. Spalding buscaba su apoyo nacionalista…
…pero todos contaron que, en dicha gira, el público de esos países se burlaba y acusaba a los americanos de haberse robado alguna variación de un juego local.
El origen no podía ser americano.
Esto encolerizó a Spalding, quien decidió promover una comisión que investigara, de una vez por todas, de dónde provenía el béisbol. Esta, por supuesto, sería la Comisión Mills, cuyos siete miembros fueron escogidos por el propio Spalding…
A pesar de los reclamos de Chadwick, la historia quedaría sellada: el béisbol fue inventado por Abner Doubleday, un americano, en un campo de Cooperstown, un pueblo americano. El deporte “más americano” ya tenía su cuna y su padre.
En 1920, un grupo de comerciantes del pueblo, compra el campo de la familia Phinney, donde supuestamente ocurrió la explicación en 1839.
Luego, en 1923, inauguraron allí el Campo Doubleday, en presencia de John A. Heydler, Presidente de la Liga Nacional.
Por algún tiempo se siguió la discusión sobre el hallazgo de la Comisión Mills, misma que fue perdiendo fuerza con el pasar de los años. Hasta que en 1934, se halla en un granjero cercano a Cooperstown, la supuesta “pelota Doubleday”…
…una rústica confección, ya deshilachada, que se suponía fue precisamente la que usó el militar en sus juegos en el pueblo. No hubo mucha discusión sobre su autenticidad, porque la pelota fue hallada en un baúl en la antigua casa de… Abner Graves.
Stephen C. Clark, heredero de la fortuna Singer (de máquinas de coser), la adquiere por 5$, y la coloca en exhibición en el Village Club, una suerte de biblioteca y club para niños. La muestra fue un éxito, junto con otros artículos deportivos que se fueron agregando.
Gracias a ese éxito, Clark decidió pedir cita a Ford Frick, nuevo Presidente de la Liga Nacional (y posterior Comisionado), para proponer un museo del béisbol. Frick no solo mostró su aceptación, sino que propuso crear un Salón de la Fama a su lado.
Buscando un ángulo publicitario, se decidió inaugurar el Salón de la Fama en 1939, para que coincidiera con el centenario de la invención en 1839. Se comenzó a construir en 1936 usando, en parte, una donación de 100.000$ hecha por la oficina del comisionado.
Clark agregó 44.000$ de su propio dinero, y se comenzó a modificar el gimnasio local en el National Baseball Hall of Fame and Museum. Posteriormente, ocuparía el cargo de director del HOF por 21 años, hasta su fallecimiento en 1960.
Tras cuatro elecciones, ocurridas de 1936 a 1939, sirvieron para escoger a los primeros 26 miembros del Salón de la Fama. Los 11 aún vivos se reunieron, junto a celebridades y otros futuros miembros, para la inauguración el 12 de junio de 1939.
El día de hoy habrá muchas actividades (que pueden ver aquí: https://baseballhall.org/events/hof-80th-birthday) y se espera contar con la participación del mayor contingente de miembros del Salón de la Fama que se haya visto hasta la fecha, con más de 80 invitados.
Si bien la primera elección se hizo en 1936, no fue sino hasta 3 años después que se contó con un hogar de ladrillos para hospedar la historia de las Grandes Ligas.
Hay mucho que contar, así que aquí les dejo un “resumen”.
La idea de conocer y contar la historia del béisbol es bien antigua, pero nunca nadie se había preocupado de buscar esos orígenes, hasta que al cambiar el siglo hubo finalmente una iniciativa formal – que no muy ética.
En 1905 se estableció la Comisión Mills, encargada de investigar y determinar los orígenes del deporte. A finales de 1907 publicó sus hallazgos, identificando a Abner Doubleday, un militar de la guerra civil, como el inventor del deporte en 1839, en un campo de Cooperstown, NY.
Este hallazgo viene de una carta en la que Abner Graves, un supuesto habitante de Cooperstown en esa época, aseguraba haber estado presente cuando Doubleday le explicó a un grupo las reglas de su creación, dibujando un diamante en la tierra.
Previo a este hallazgo, en 1903, el legendario Henry Chadwick, para la época editor de la Spalding’s Official Baseball Guide, publicó un artículo indicando que el béisbol provenía del antiguo juego británico de Rounders, que él mismo había jugado en su infancia.
Spalding, ex pelotero y actualmente un magnate editorial y de venta de artículos deportivos, vio esto con disgusto, asegurando que el deporte era americano, y que sus orígenes se hallaban en un juego colonial llamado “One Old Cat” (“Un gato viejo”).
Ese mismo año, en un banquete organizado por Spalding estuvieron presentes varios peloteros que, junto a él, habían participado en una “gira mundial” del béisbol por Nueva Zelanda, Australia e Inglaterra. Spalding buscaba su apoyo nacionalista…
…pero todos contaron que, en dicha gira, el público de esos países se burlaba y acusaba a los americanos de haberse robado alguna variación de un juego local.
El origen no podía ser americano.
Esto encolerizó a Spalding, quien decidió promover una comisión que investigara, de una vez por todas, de dónde provenía el béisbol. Esta, por supuesto, sería la Comisión Mills, cuyos siete miembros fueron escogidos por el propio Spalding…
A pesar de los reclamos de Chadwick, la historia quedaría sellada: el béisbol fue inventado por Abner Doubleday, un americano, en un campo de Cooperstown, un pueblo americano. El deporte “más americano” ya tenía su cuna y su padre.
En 1920, un grupo de comerciantes del pueblo, compra el campo de la familia Phinney, donde supuestamente ocurrió la explicación en 1839.
Luego, en 1923, inauguraron allí el Campo Doubleday, en presencia de John A. Heydler, Presidente de la Liga Nacional.
Por algún tiempo se siguió la discusión sobre el hallazgo de la Comisión Mills, misma que fue perdiendo fuerza con el pasar de los años. Hasta que en 1934, se halla en un granjero cercano a Cooperstown, la supuesta “pelota Doubleday”…
…una rústica confección, ya deshilachada, que se suponía fue precisamente la que usó el militar en sus juegos en el pueblo. No hubo mucha discusión sobre su autenticidad, porque la pelota fue hallada en un baúl en la antigua casa de… Abner Graves.
Stephen C. Clark, heredero de la fortuna Singer (de máquinas de coser), la adquiere por 5$, y la coloca en exhibición en el Village Club, una suerte de biblioteca y club para niños. La muestra fue un éxito, junto con otros artículos deportivos que se fueron agregando.
Gracias a ese éxito, Clark decidió pedir cita a Ford Frick, nuevo Presidente de la Liga Nacional (y posterior Comisionado), para proponer un museo del béisbol. Frick no solo mostró su aceptación, sino que propuso crear un Salón de la Fama a su lado.
Buscando un ángulo publicitario, se decidió inaugurar el Salón de la Fama en 1939, para que coincidiera con el centenario de la invención en 1839. Se comenzó a construir en 1936 usando, en parte, una donación de 100.000$ hecha por la oficina del comisionado.
Clark agregó 44.000$ de su propio dinero, y se comenzó a modificar el gimnasio local en el National Baseball Hall of Fame and Museum. Posteriormente, ocuparía el cargo de director del HOF por 21 años, hasta su fallecimiento en 1960.
Tras cuatro elecciones, ocurridas de 1936 a 1939, sirvieron para escoger a los primeros 26 miembros del Salón de la Fama. Los 11 aún vivos se reunieron, junto a celebridades y otros futuros miembros, para la inauguración el 12 de junio de 1939.
El día de hoy habrá muchas actividades (que pueden ver aquí: https://baseballhall.org/events/hof-80th-birthday) y se espera contar con la participación del mayor contingente de miembros del Salón de la Fama que se haya visto hasta la fecha, con más de 80 invitados.